Discurso pronunciado por Félix Ruiz Cardador, periodista y jefe de la sección de Cultura del diario "Málaga Hoy"
durante la presentación de
Ladrones de Atlántida celebrada en la Librería Prometeo de Málaga el viernes 27 de enero de 2006


En el escaparate de la Librería Prometeo

En el escaparate

José Angel me propuso que presentase su primera novela, que creo que algunos habéis leído y otros no, titulada Ladrones de Atlántida y publicada por la Sociedad de Nuevos Autores en mayo de 2005. Ya le conté a él que habitualmente soy bastante reacio a este tipo de actos, pues a menudo suelen convertirse en dramáticas olimpiadas de halagos y de dádivas de unos autores a otros que suelen ser amigos, que se conocen; al final, es una sucesión de devolverse adjetivos superlativos. Sin embargo, con José Angel me ocurrieron dos cuestiones que me indujeron a estar aquí hoy y para cambiar este hábito que mantengo desde hace dos o tres años.

Una de las dos cuestiones era el hecho de que no conocía al autor -algo que me encanta, que nos hayamos conocido esta noche- y el de no tener ningún compromiso con él -llegó a mí a través de un amigo de un amigo, algo tan lejano que no me obliga a nada-. La segunda es la curiosidad por la obra. Cuando la leí, la verdad es que me sedujo. Me ha parecido una buena historia, un género de aventuras que no es muy común en la literatura española, aunque últimamente el género se esté relanzando, sobre todo porque está hecha de una manera lúdica, muy bien escrita, con auténtica ambición literaria, que se enmarca bien dentro de algo que yo vengo demandando desde hace un tiempo, la necesidad de que la literatura hecha en Andalucía y en general en España se abra a nuevos campos y no siga enclavada en tópicos y en un realismo machacón y a menudo de pan duro y vinagre.

No es cuestión de desbrozar aquí demasiado la novela. Simplemente quiero apuntar sus virtudes, que son muchas, pese a tratarse de una primera novela que, yo creo, ejerce como tal. Apunta a un mundo, un potencial de autor, unas obsesiones, con un minucioso trabajo literario y también de iniciación, pero también muestra a un escritor en marcha que puede dar mucho más de sí, que puede mejorar mucho estilísticamente, lo que también me parece muy interesante.

Es un escritor que todavía está en la búsqueda de su propio estilo, que gana, en mi opinión, con el libro y con algún relato que he podido leer en su página web, cuando se desnuda de retórica y adjetivación y se queda en su esencia. Es decir, cuando alcanza una especie de concreción en que cada sustantivo más que cada adjetivo parece definir mucho más de lo que define. Hay una descripción que me parece maravillosa, realmente de lo mejor de la novela, en las páginas 152 y 153. Es una descripción muy contenida de animales que recuerda a algunos poetas norteamericanos y a la literatura que a mí personalmente me gusta. También tiene que ver mucho con una literatura que a mí me gusta, la de aventuras del siglo XIX, un referente importante de la novela, así como el cine y otras muchas cosas que, supongo, le habrán influido consciente o inconscientemente.

Sobre el tema de la novela, sólo adelantaré que plantea un viaje a un mundo apasionante, un mito que, quien no haya conocido debe descubrir porque es muy atractivo. Se trata de la Atlántida, el conocido continente o archipiélago perdido del que ya habló Platón en algunos de sus Diálogos, el Timeas y el Critias. Desde entonces hasta ahora es uno de los grandes mitos de la Humanidad sobre el que, sobre todo, los intelectuales de Occidente han especulado y han fabulado. Incluso hoy todavía sigue siendo un tema de discusión muy interesante. En fin, es una leyenda, o tal vez no, que siempre ha fascinado a Occidente y en la que José Angel Muriel González, en su libro, a falta de más datos concretos, porque tampoco hay muchos -ahora nos contará cómo fue la investigación-, nos ha sumergido con una de las armas más poderosas que tiene el hombre, la imaginación. Así ha logrado lo que pretendían los grandes autores del siglo XIX y no sólo los fantásticos, en este caso, sino también Balzac, Hugo o Flaubert: componer un mundo propio, una lógica autónoma que no funciona a través de la verdad sino gracias a la verosimilitud, una virtud imprescindible en esta novela que hoy presentamos y de cualquier novela que quiera seducir, sacar al lector de su mundo para llevarlo de la mano a otros mundos siempre fascinantes, uno de los grandes objetivos de la literatura que esta novela cumple.

A esa isla del Océano Atlántico, que en la novela de Muriel aparece bajo el nombre de Manu, llega el joven Weni que se verá enrolado en un mundo de aventuras que yo creo que está muy bien construido y que tiene un ritmo bastante trepidante. Es una obra que además de tener una parte de novela de iniciación, género importante en la literatura universal, tiene algo de novela de destino -el destino es importante-. El personaje va aprendiendo, va cambiando conforme avanza la historia, y va viendo que muchas veces delante de la luz hay sombras.

Siempre creí que las biografías de los autores que nos enseñaban en el colegio eran muchísimo menos interesantes que los libros. Pero me gustaría decir del autor, para aquellos que no lo conozcan, que tiene treinta y tres años y es matemático. Me gusta mucho eso, que es un hombre que mezcla ciencia y letras, como se hacía en el XIX, aunque vuelva a repetirme. Esto es poco común, especialmente en España.

Para acabar, Ladrones de Atlántida es una novela que anuncia un escritor de largo recorrido. Creo y espero que sus próximas novelas tendrán mayor difusión, porque tiene nivel para conseguirlo, capaz de arrastrar a muchos lectores por su amenidad, por lo apasionado que es de su oficio, pues para él no es una afición y es como otro escritor que se dedica exclusivamente a ello. Me gusta que se haya planteado escribir la novela sin demasiados prejuicios, quizás, intuyo, porque vive un poco alejado de los cenáculos literarios -no sé hasta qué puntos tiene vínculos-, y en el fondo no ha dejado, y ojalá no lo haga nunca, de sentirse más lector que autor. A la hora de escribir no está pensando en un mercado, sencillamente en el lector y en su propia satisfacción personal. Sólo desde esa perspectiva, que tiene mucho de valiente aún hoy en nuestras Letras, se puede afrontar el reto de escribir una novela histórica de aventuras y no hacerlo desde una posición marginal, tratando de dar explicaciones o excusas a los representantes de la supuesta literatura seria.

En Ladrones de Atlántida, en suma, existe diversión, acción y, sobre todo, rigor histórico y rigor literario, que es lo que nos interesa más de una novela. Ya digo que me gusta la obra y por esto, aunque apenas lo conozco, me cae bien el autor. Mejor será que él mismo explique ahora por qué un día, llegado del trabajo, se sentó, se puso delante de la pantalla y contó esta historia, qué necesidad vital le impulsó a ello.

Félix Ruiz cardador, 27 de enero de 2006


Presentación de Málaga

Momento durante la presentación con Félix Ruiz Cardador