Discurso pronunciado por José Ángel Muriel González en la presentación de Fabuland,
celebrada en la sala Apeadero durante la Feria del Libro de Sevilla, el sábado 16 de mayo de 2009, por cortesía de Librería La Araña.


Presentación de Fabuland

Feria del Libro en la plaza Nueva

Con las siguientes palabras introduje a Jorge Magano, amigo escritor, en la presentación de su novela Fabuland en Sevilla, que se desarrolló al término de la firma de ejemplares de mis obras en la caseta de Librería La Araña:

Hoy estamos aquí para hablar un rato de Fabuland, la última novela publicada por el escritor Jorge Magano. Jorge es uno de esos jóvenes talentos que surgieron de pronto en el panorama editorial dando el primer paso para comenzar una carrera literaria muy prometedora. Su primera novela fue La Isis dorada, pero el cambio de registro y de estilo ha sido tan rotundo con Fabuland que, si no fuera por los créditos de la portada, costaría identificar que se trata del mismo autor.

Como licenciado en Historia del Arte, Jorge Magano ha participado en excavaciones arqueológicas, bagaje que se le nota a la hora de escribir. Además, es un viajero literario, de esos que van buscando ideas por los sitios que visita. Ha colaborado en varias emisoras de radio para hablar especialmente de sus temas favoritos: el cine, el misterio y las bandas sonoras. Guarda ciertas similitudes con Azcárate, el protagonista de su primera novela. A menudo cuesta distinguirles y no sabes si estás hablando con un escritor o con un personaje de libro. Es su forma de combinar el mundo que imagina con el mundo que vive (adivinen cuál es cuál). Le conocí hace dos o tres años en internet, a través del foro de literatura ¡¡Ábrete, libro!! Ambos debemos una parte importante de nuestro desarrollo como escritores a dicho foro y siempre hemos estado muy vinculados a él.

Su carácter desenfadado y su capacidad de divertir, propiciada quizá por una timidez que desaparece completamente cuando escribe, le dotan de cualidades que muchos autores querríamos poseer y contagian todo lo que escribe de una fresca sensación de alegría.

Fabuland es uno de esos libros que hay que comprar, no solo para leerlo y disfrutarlo, sino también para tenerlo en nuestra biblioteca como una joya. Me gustaría pensar que en el futuro este libro podría ser considerado como una pieza importante dentro de la literatura fabulosa en español. Y no lo digo por adular a Jorge, que es mi amigo. Me voy a explicar a continuación.

Cuando Jorge me dedicó mi ejemplar de Fabuland, antes de que leyera la novela y la convirtiera en algo mío, le dije que tenía el presentimiento de que me iba a gustar más aún que su otra novela, La Isis dorada. Y así ha sido en efecto, no me equivoqué. Tal como esperaba, Jorge ha encontrado la forma de superarse y nos deleita con una aventura fascinante, bien pensada y bien estructurada y en la que la acción, aunque no se detiene, transcurre de forma progresiva para que el lector entienda lo que está ocurriendo en cada momento.

Jorge afirma que no es una novela fantástica porque nos narra una historia de tono realista en la que Kevin, un niño muy aficionado a los videojuegos, conoce a Martha, una nueva amiga, que condiciona su forma de ver la vida, fundamentada principalmente en el disfrute del mayor videojuego de la historia, al que se juega en internet. Paralelamente desarrolla otra línea argumental en el propio videojuego con el enano Rob, el alterego del niño Kevin, y sus camaradas de aventuras.

Yo discrepo con el autor. Y me baso para ello en que el universo que describe en el videojuego a veces es tan verosímil que hasta sus habitantes creen que es real. Es mucho más creíble que el mundo de El Señor de los Anillos o Matrix, por ejemplo, a pesar de las criaturas fantásticas que aparecen. Por tanto, hay aquí un elemento importante de fantasía, precisamente aquello que le concede credibilidad. Además, la fantasía está en todas partes y no podemos renegar de ella. Un libro refleja la gran imaginación que puede tener su autor. El efecto inmediato de la fantasía es el rejuvenecimiento de la literatura.

No obstante, aunque se trata de una aventura que podría calificarse juvenil, por el público al que comercialmente se tiende a orientar el libro, en esta historia tan divertida, Jorge Magano sujeta las riendas de su imaginación y pone coto al tono burlón que empleaba en La Isis dorada, acercándose al lector de forma gradual y paulatina, de la misma manera que se entablan las buenas amistades. De esta forma, se gana la confianza del lector y lo conduce desde la primera hasta la última página, consiguiendo que no quiera interrumpir la lectura.

Algo que me sorprendió al leer Fabuland fue que me atraía más la parte narrada en cursiva, la parte ceñida a la realidad, que la aventura del enano Rob y sus compañeros en el mundo virtual. Mientras leía, siempre estaba deseando llegar a algún fragmento del mundo real para continuar con la historia de los verdaderos protagonistas, Kevin y Martha.

También me asombró la calidad con que consigue describir el mundo “americano” de los personajes principales. Me recuerda a libros como El guardián entre el centeno, a pesar de los años que separan una obra de otra y de que el objeto de ambas es diferente. Aunque eso de que la finalidad sea distinta lo parece solo en principio, pues el trasfondo de Fabuland es muy moral. Esto no pasa inadvertido, pero no pesa como un lastre en el relato y el lector lo asume involuntariamente mientras corre con los personajes de aquí para allá.

En fin, puede que Fabuland no sea una obra maestra (de hecho, a Jorge no le convendría que le pasara tan pronto), pero es un libro excelente. Eso se sabe porque cuando lo estás leyendo te ves obligado a hacer anotaciones en los márgenes o a subrayar algunas líneas. Contiene reflexiones dignas de ser leídas y meditadas. Este tipo de impresiones son las que te hacen decidir que se trata de un buen libro.

De todas maneras, estoy seguro de que Jorge aún nos tiene que sorprender con obras todavía mejores. Le queda mucho futuro como escritor y me gustaría contemplar sus progresos, de los que me alegraré enormemente, como si fueran míos.

Le doy las gracias a Jorge por la oportunidad que me ha dado de presentar en Sevilla, mi ciudad natal, su novela, y me alegro de que nos haya visitado para darse a conocer en persona. Espero y deseo que nos lleve de viaje otra vez por Fabuland en alguna ocasión. Gracias a todos por acompañarnos y les dejo con Jorge.

José Ángel Muriel, 16 de mayo de 2009


Presentación de Fabuland

Momento durante el discurso (foto cedida por Violeta Jiménez)