Había llegado uno de los momentos más difíciles. Pasaban de las cuatro y media de la tarde. Acabábamos de almorzar copiosamente, así que lo apropiado era una siestecita. Me tocaba a mí impedir que el público se adormilara.

El evento que habíamos organizado, a instancias de la Biblioteca Pública "Pedro Laín Entralgo" y el Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas, estaba desarrollándose a las mil maravillas. La tarde anterior, tras la inauguración de las I Jornadas de Literatura Fantástica y la presentación del libro conmemorativo Crónicas de lo imaginario, nos había ofrecido la oportunidad de conocernos entre nosotros, todos los que, inscritos o no, estábamos allí para formar parte de cada uno de los actos que componían esta celebración. Durante la mañana del sábado, Javier Negrete, Rafael Marín y José María Carrasco nos habían brindado sus experiencias como autores, exponiéndose al ávido interrogatorio de los presentes, frente a los que se encontraban sentados. Se notaba que tanto los invitados como los participantes estaban disfrutando con las actividades programadas, pero también era palpable que tenían ganas de más.

Algunos de los asistentes me habían confesado que esperaban con expectación el taller que se iniciaba tras la comida y que yo dirigía. Me estremecía al pensar que la forma de exponer el contenido pudiera defraudarles, porque la información que quería mostrar era bastante importante y difícil de resumir en poco más de una hora. El periodista David Hidalgo, de Canal Sur Radio, y el editor Manuel Gordillo, de Diseño Sur, pusieron el broche final a la ponencia entrando en los pormenores de la publicación llevada a efecto.

Hablar de talleres literarios siempre es aventurado. Llamar, en particular, “taller literario” a este encuentro aún lo era más. Porque ni siquiera el escritor más reconocido y consagrado puede dar algo más que algunas recomendaciones a quienes se inician en el difícil mundo de las editoriales y de la literatura. Cada escritor es, como individuo, un mundo de posibilidades literarias muy diferentes. Eso sí, puede aportar su propia experiencia. Y también se pueden marcar unas pautas que, en un momento dado, todos podríamos seguir como una guía. Si llamamos "taller literario" a esta actividad es para distinguirla de alguna manera con respecto a las demás actividades programadas, pues nuestro propósito era simple:

- Transmitir a otras personas que escriben la experiencia de quienes ya han recorrido una parte del camino.

- Definir, sin entrar en demasiados detalles, qué cualidades debe trabajar un escritor para escribir bien, con el objeto de poder presentar más tarde la obra escrita para su posible edición comercial.

- Enumerar las distintas opciones que tiene una persona que ha escrito una obra y la quiere publicar.

Éstos fueron los objetivos que se persiguieron en la ponencia, resumida en este documento.

José Angel Muriel González

Con Javier Negrete

Con Rafael Marín